Privilegios para los grandes.

por Natalia Linero
Licenciada en Periodismo

Cada vez más se escucha hablar en los medios de comunicación de las famosas Sicavs, Sociedades de Inversión de Capital Variable, que tienen privilegios fiscales en la tributación con respecto a otras formas de inversión. Y es que son muchas las grandes fortunas las que utilizan este vehículo para evitar pagar más impuestos.

Aunque muchos defensores de este tipo de inversión aseguran que es un vehículo que genera riqueza en España y evita fuga de capitales, lo cierto es que las 10 mayores Sicavs españolas tienen el 70% de su patrimonio invertido fuera de España. Es el caso de la Familia Del Pino (fundadores de Ferrovial), Alicia Koplowitz, que tiene la segunda Sicav de mayor tamaño de España, Sandra Ortega, hija de Amancio Ortega, que invierte en Luxemburgo e Irlanda, o los dueños de Pronovias, que se encuentra en el Top Ten de sociedades con más patrimonio.

Este tipo de inversión, muy parecida al fondo de inversión, se utiliza en muchas ocasiones para vehiculizar altos patrimonios, ahorrando en impuestos, ya que del 28% que tributaría el fondo de inversión, o del 30% que pagaría cualquier empresa, las Sicavs sólo lo hacen el 1%. Es por eso que se considera un privilegio fiscal “para ricos”. Que, aunque es cierto que crear una Sicav está a disposición de cualquier persona, éstas tienen como requisito principal aportar un capital mínimo inicial de 2,4 millones de euros, una cantidad que no está precisamente al alcance de cualquiera.

Otro de los requisitos para poder formar una Sicav es que tiene que estar formado como mínimo por 100 accionistas, y es aquí donde muchas grandes empresas recurren a los inversores “fantasma”, los que se conocen como “mariachis”. En muchas Sicavs, entre el 80 y el 90% del patrimonio pertenece a una sóla persona, mientras el resto está repartido entre los 99 restantes. En la mayoría de los casos los inversores “de relleno” tienen acciones de apenas un par de euros, lo que tiende a pensar que se están utilizando estas sociedades de inversión de forma fraudulenta, buscando a personas anónimas para que accedan a ser testaferros y completar los 100 accionistas que exige la ley.

Estas sociedades de inversión tomaron gran importancia en los años 90 con Felipe González en el Gobierno. Es aquí cuando Hacienda pierde el control de estas sociedades y muchos inspectores denuncian que varias fortunas estaban utilizando estos vehículos de forma fraudulenta.

Por todo esto, son muchos los sectores de la población los que piden encarecidamente que se devuelva el control a Hacienda y se cambie el sistema de tributación. No es lógico que el resto de empresas, incluidas las pequeñas empresas, no logren sobrevivir en muchas ocasiones por los pagos de impuestos, y que las grandes fortunas tengan este tipo de privilegio.

Porque, ¿son las Sicavs realmente un instrumento de inversión o son un mecanismo para gestionar fortunas personales o familiares evitando pagar más impuestos?

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