Trabajando en familia.

Trabajando en familia.
por Natalia Linero
Licenciada en Periodismo

Son muchas las empresas que cuentan con dos o más miembros de la misma familia en su plantilla, en concreto, el 89% de las empresas españolas son empresas familiares, lo que supone el 67% del empleo privado en nuestro país. No es tarea fácil si se tiene en cuenta que en los quehaceres del día a día se pueden mezclar todo tipo de sentimientos contradictorios que son capaces de influir negativamente en las relaciones familiares-laborales, pudiendo dañar el buen funcionamiento de la empresa.

Es complicado trabajar con tu propia familia. No es lo mismo acatar órdenes de un padre, de un hermano o de tu propio marido, que de una persona desconocida denominada de primera hora “jefe”. Si se trata además de un pequeño negocio, hay que añadir como otro punto negativo la cantidad de horas que estos familiares tienen que pasar codo con codo, tanto en el trabajo, como después en el núcleo familiar, padre-hijo, madre-hija marido-mujer…, pudiendo provocar numerosos enfrentamientos por asuntos en muchos casos insignificantes, ya que es muy fácil extrapolar los problemas familiares a la empresa o viceversa. Las empresas familiares no entienden de horarios, ni de festivos, siempre hay que estar al pie del cañón. Es otro de los inconvenientes. Pero también te permite compatibilizar tu vida personal mucho mejor que en otros trabajos, aunque al final le tengas que dedicar más horas, las puedes administrar como mejor te convenga.

Pero es que la empresa familiar siempre está ahí, es tu casa. Si te va mal en el trabajo, vuelves. Si necesitas un ingreso extra, acudes…. Y siempre estarán para acogerte. Es cierto que son muchos los contras, sobre todo si hay distintas formas de pensar, diferentes perspectivas y varias maneras de afrontar los problemas, donde pueden surgir guerras de poder. Aquí los enfrentamientos pueden coincidir con la llegada de la nueva generación. Los nuevos miembros de la empresa, que llegan con mucha iniciativa, proponen cambios, mejoras, modernización en algunas de las áreas… pero los antiguos directivos se resisten. Esto supone una lucha entre lo nuevo y lo tradicional, entre lo actual y lo antiguo que quizás se haya quedado ya obsoleto.

Pero es cierto, que aunque cada uno tenga su parte de razón, aunque lo de “siempre” haya ido bien, hay que dejar paso a las nuevas ideas, hay que dejar que la nueva generación se haga con el timón, porque siempre hay algo que aprender, y delegando poderes también se adquieren conocimientos que antes no se tenían. Por eso es tan importante un punto de vista nuevo, diferente, que “refresque” lo que ya había y que traspase la frontera de lo que estamos acostumbrados a ver.
A pesar de todos los inconvenientes y problemas que puedan surgir en estas empresas, es posible progresar si se tiene una buena idea de negocio. Son muchas las empresas familiares de éxito en España, que prosperaron a partir de pequeños negocios, y que en la actualidad son importantes grupos con presencia nacional e internacional. Entre ellas podemos destacar el Grupo Inditex, que surgió a raíz de un pequeño taller de batas; Tous, que comenzó su andadura empresarial con la apertura de una pequeña joyería, o Mercadona que nació gracias a la transformación de unas modestas carnicerías en tiendas de ultramarinos que más tarde se convertirían en lo que son actualmente.

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